Hace pocos días vi un documental en la Deutsche Welle sobre la influencia del azúcar y la mala alimentación en nuestros cerebros. En efecto, influye directamente en la manera que pensamos y en el comportamiento de cada persona y doy fe de ello, puesto que desde que adopté un nuevo tipo de dieta más sana, mi comportamiento ha cambiado considerablemente. Diversos estudios en países como Australia, Alemania, España, Inglaterra, Portugal apuntan a serias consecuencias con respecto al consumo periódico de la comida chatarra. Su ingesta en exceso afecta la comunicación entre las neuronas debido a que carece de los nutrientes necesarios para su óptimo funcionamiento, influye negativamente en nuestro estado de ánimo, daña el hipocampo y por lo tanto la memoria, aprendizaje e intereses personales. Además de enfermar el resto del organismo con afecciones como diabetes, obesidad, enfermedades del corazón, entre otras.
Por increíble que parezca, la toma de decisiones depende de lo que hayamos consumido anteriormente.
Somos lo que comemos, comemos lo que queremos, queremos vivir bien.
La alimentación hoy en día va más allá de un simple impulso por satisfacer una necesidad básica. La alimentación es un compendio de pequeñas decisiones que influirán en nuestro estilo de vida, entre otras cosas, lo que hacemos el día a día, cómo lo hacemos, la actitud con la que enfrentamos situaciones cotidianas y el valor que les damos a cada una de ellas para obtener el mayor beneficio a corto y largo plazo.
Actualmente, los individuos somos más conscientes de lo que consumimos y del impacto que esto tendrá sobre nuestra salud y nuestro entorno. Es mucho más fácil conseguir cualquier tipo de producto de cualquier parte del globo, todo está a un solo clic de distancia. Los hábitos alimenticios son precarios y alarmantes, vivimos con el tiempo justo y eso no contribuye positivamente a una nutrición en armonía con los requerimientos saludables.
Ventajosamente, contamos con el poder de la voluntad. Cada uno de nosotros es libre de elegir los caminos de su vida. No es nada fácil tomar decisiones, ponerlas en práctica y desarrollarlas en hábitos o conductas, pero una vez vencidos los obstáculos impuestos por nuestra propia mente, nos daremos cuenta del verdadero imperio que tenemos en nuestras manos y de la capacidad infinita con la que contamos para alcanzar metas y darnos cuenta de que, solo venciéndonos, venceremos cualquier adversidad.
Mas allá de una receta, una técnica o una moda, está la definición de nuestra salud. En el trabajo de investigación de mi máster realizado en Les Roches, Marbella, sobre vegetarianismo y hábitos nutricionales de los vegetarianos en la universidad, está plasmado el interés de la juventud en seguir caminos en armonía con el equilibrio de la naturaleza, aupando la justicia por los derechos de los animales, pugnando por un futuro melódico entre especies.
Alimentarse va más allá de un simple ejercicio biológico, alimentarse es darse cuenta de lo que significa el resultado final de lo que yace en el plato.
Desde que he terminado mi estudio de máster, decidí obrar con el ejemplo e inclinarme por una rama del vegetarianismo. Es una experiencia muy enriquecedora, mentalmente me siento capaz de muchas cosas que antes solo se quedaban en ideas, es un reto diario que lo llevo orgullosamente y el cual lo seguiré haciendo por convicción. Anímicamente siento cambios positivos, mental y físicamente soy una nueva y mejor persona.