En la Antigua Grecia, Platón ya promulgaba que quien posee una virtud posee un cierto conocimiento. Este filósofo instaba a los jóvenes a adquirir virtudes básicas como la sabiduría, la valentía, la justicia o la templanza, para llegar a ser unos buenos líderes. Platón tenía la convicción de que los jóvenes deberían adquirir dichas virtudes mediante la directa y dirigida experiencia de estar en contacto con situaciones que les obligarían a ser virtuosos.
Hoy en día, la sociedad puede presumir de tener los jóvenes con más titulaciones de la historia. Sin embargo, esto no siempre garantiza una correcta formación adaptada a una demanda profesional muy exigente.
Los modelos actuales de formación no siempre se adaptan a la situación laboral actual, donde la internacionalización juega un papel clave para poder atender a la demanda de profesionales cualificados.
A principios de siglo veinte abordamos una reforma educativa liderada por filósofos como John Dewey, del que podemos destacar algunas teorías que formaron las bases del aprendizaje experiencial:
• Involucrar al participante en todo en proceso de aprendizaje.
• El aprendizaje a través de experiencias dentro y fuera del aula, y no solamente a través de “formadores”, es vital.
• El aprendizaje debe ser relevante para los participantes.
Aprender mediante la acción, reflexión, evaluación y entendimiento de las tareas facilita su aplicación en situaciones reales, a diferencia de la mera memorización de datos e información, sin experimentar su aplicación real.
Así lo ha confirmado estudios educativos realizados por diversos grupos como los Laboratorios Nacionales de Formación en los Estados Unidos. Ellos encontraron que el aprendizaje audio-visual constituye sólo la retención de un 20%, mientras que las demostraciones y discusiones pueden aumentar este hasta un 50%. Pero los métodos más efectivos implican los mencionados unidos a la interactividad y la formación práctica, lo que resulta en un 75% de retención. Por tanto, el aprendizaje mediante la experiencia de lo vivido es mejor asimilado que el estudiado.
En este modelo, para conseguir la capacitación real del estudiante, éstos tienen el papel protagonista en el proceso de aprendizaje, en el que los formadores pasan a ser facilitadores que ayudan al desarrollo de su potencial.
No hay tiempo, vivimos en un entorno en donde todo se mueve de prisa. Para conseguir aumentar la rápida inserción laboral de los jóvenes hay que cambiar los paradigmas de la educación actual y ofrecer un modelo de enseñanza enfocada a prepararles para su futuro laboral en un mercado cada vez más exigente.
En Les Roches Marbella donde ya optamos por ese modelo de educación, hemos comprobado la eficiencia del mismo gracias a los datos de inserción laboral de más del 85% de nuestros graduados. Nuestro compromiso es adaptar nuestra formación a las necesidades de la industria hotelera y turística, de forma que nuestros estudiantes estén preparados para acceder al mercado laboral con las aptitudes y conocimientos que demanda la industria hotelera y turística internacional.