Como otros de nosotros, te uniste a un grupo selecto de estudiantes dispuestos a conquistar el mundo. Seguro que ya estas deseando que llegue el día de tu graduación para sacar provecho de tus estudios universitarios en Dirección y Administración Hotelera. Probablemente sabes dónde quieres hacer tus prácticas con la visión de algún día gestionar un hotel de cinco estrellas en el Caribe, Asia, o incluso Estados Unidos.
Yo era como tú cuando entré en Les Roches Marbella. Tenía todo planeado, sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Sin embargo, algo llamado “casualidad” se presentó inesperadamente en el camino. Algunos podrían llamarlo destino o suerte, pero indiferentemente del nombre que se le de, la casualidad puede dar un giro a tu futuro, convirtiéndolo en un desafío, a pesar de que se tenga todo perfectamente planeado. Cuando la casualidad entra en juego, surgirán preguntas que solo tú mismo puedes contestar. ¿Debo seguir con los planes originales? ¿Debo ir a por ello? ¿Y si no sale según mis planes? ¿Cómo va a afectar a mi carrera? Todas estas preguntas te mantendrán despierto algunas noches, tratando de determinar el mejor camino posible a seguir.
Mirando hacia atrás en mi propia carrera, se hizo evidente que tal vez no todo fue por suerte o casualidad, sino que a veces, se nos presentan oportunidades únicas y podemos dejarlas pasar o aprovecharlas al máximo. Para mí sucedió así cuando me puse en contacto con Les Roches Marbella. Inicialmente, no tenía intención de estudiar una carrera en dirección hotelera, en realidad, estaba a punto de aceptar un puesto en el departamento de marketing de un banco. Pero, por casualidad, llegué un día a España y me encontré con mi maleta delante de un edificio que decía: “Estudios Universitarios de Marbella”.
También, supe aprovechar todas las oportunidades que se me presentaban inesperadamente y así conseguí mis primeras prácticas profesionales en el Four Seasons, mi primer trabajo como lavaplatos con 16 años y también de este modo terminé en el mundo de la educación en una universidad de los Estados Unidos. El saber aprovechar estas oportunidades imprevistas me llevarón a mi puesto actual como Director de Operaciones en Endicott College donde organizo y ejecuto eventos, reuniones y congresos. Reconozco que nada de esto fue planeado, simplemente se presentaban nuevas oportunidades y puedo decir que no me arrepiento de ninguna decisión tomada en el camino.
Creo que, aparte de suerte y casualidad, uno de los elementos clave y esencial que debe formar parte cada uno de vosotros es la flexibilidad. Por encima de todo, la flexibilidad es esencial para tener éxito de la industria hotelera y turística internacional. La flexibilidad es saber buscar la oportunidad e influir en las tendencias, cambiar el lugar o el puesto de trabajo y también afrontar los retos que confrontas en el camino. Es la flexibilidad la que demuestra tu determinación cuando realizas unas prácticas o cuando cubres un turno que nadie quiere en el hotel. La flexibilidad es la que, cuando tu supervisor necesita algo urgente, te hace decir “claro, ¿por qué no?”. La flexibilidad es la que te distingue cuando un compañero en el trabajo quiere celebrar una fiesta y te encargas tú de cubrir su turno. La flexibilidad es la que te da la motivación para ir a trabajar al extranjero o dar un giro a tu carrera profesional.
Uno de los mayores fallos es pensar que la flexibilidad siempre significa ceder a lo que los otros quieren y decir un simple “sí” a todo. Ser flexible no significa renunciar a tus ideales, tu pasión o tus creencias. Tampoco significa tomar el camino fácil o simplemente dejarse llevar. Ser flexible es saber qué hay que cambiar y dónde o cuándo hay que cambiarlo. Además, la flexibilidad es entender cuando un cambio puede ser beneficioso o no para el interés de los clientes.
Cuando inicies tu carrera te encontrarás con personas que prefieren tomar el camino fácil. Todos los hemos visto; el profesor que nunca cambia su forma de enseñar, el estudiante que esquiva sus deberes con explicaciones creativas, el supervisor que toma el crédito por los logros de los demás o del empleado que duerme la siesta en una habitación sabiendo que su turno termina en 45 minutos. No hay nada peor que trabajar en un ambiente donde algunos prefieren tomar el camino más fácil careciendo de la flexibilidad necesaria para hacer crecer la organización.
A lo largo de mis diez años trabajando en el ámbito de la educación y la restauración, he tratado de mantener mis ideales y pasión para centrar mis esfuerzos en los resultados de los estudiantes. Ahora son ellos quienes necesitan tener a su disposición el mejor conocimiento posible para poder obtener las mejores oportunidades en esta industria. Nunca me cansaré de exigir puntualidad, atención al detalle o apariencia personal. El restaurante que hoy dirijo es completamente diferente de lo que era hace 10 años cuando llegué. En realidad, evoluciona todos los años para incorporar nuevas ideas, añadir o modificar distintas técnicas de servicio y actualizar los procedimientos o cambios de diseño y concepto. Como los estudiantes son siempre nuevos, sería más fácil sentarme y seguir repitiendo lo mismo una y otra vez. Pero eso no es lo que esta industria necesita. Se trata de tener la flexibilidad necesaria para avanzar con los tiempos y la visión para ver y aprovechar de las nuevas oportunidades. Estos atributos son los que te diferenciarán del resto y contribuirán a tu futuro éxito profesional.
¡Ánimo! soñad, planificad y trazad vuestro futuro – pero nunca os olvidéis de ser flexible.