Hola a todos, soy Carolina de Bivar y hoy me gustaría compartir un poco de mi experiencia como alumna del programa de BBA de Les Roches Marbella. Con suerte, seré breve y evitaré que el Sr. Burton se quede dormido (mis compañeros saben a qué me refiero).
Aunque han pasado cuatro años desde que comencé mis estudios en Les Roches, parece como si fuese ayer. Todavía recuerdo lo nerviosa que estaba durante mi primer día de clase. Dejé atrás mi casa, mis amigos y mi familia para perseguir un sueño que exigía mucho coraje y que sin duda no fue una decisión fácil de tomar. En cuestión de días, mis miedos desaparecieron y antes de darme cuenta estaba haciendo nuevas amistades y viviendo momentos inolvidables que han enriquecido mi vida como pocos hasta la fecha.
Tan rápido como un abrir y cerrar de los ojos me encontré entrando en mi segundo año, el mejor año de todos (o al menos eso creíamos). Estábamos convencidos de que habíamos superado todos los obstáculos y ahora estábamos en la cima del mundo. No había que lavar más platos, ni fregar más los suelos o servir las mesas a las 7:00 de la mañana. La vida parecía perfecta. Al final fue un trabajo duro, muy duro, pero no obstante fue enriquecedor. Después de todo, ¿quién de vosotros puede decir que las clases operacionales de cocina eran fáciles? Tengo que admitir que mi madre siempre lo hacía parecer fácil, pero al final lo que más hemos escuchado en las clases era: ” Please guys, don’t do a big C in my kitchen. ” Tal vez no fue tan agradable como lo estoy contando en este momento, pero no se preocupe Sr. Pattrucco, que no nos lo tomamos como algo personal.
Conforme pasó el tiempo, nos encontrábamos inmersos en el tercer año y finalmente fuimos libres de los turnos de madrugada preparando el mise-en-place y las duras tareas de cocina. La formación práctica casi había terminado (salvo un par de semanas al comienzo) y ahora estábamos muy entusiasmados y queríamos aplicar nuestras habilidades como grandes jefes o directivos.
Por desgracia, este fue también el año en que algunos de nuestros compañeros terminaban el programa de diplomatura para comenzar sus carreras profesionales más allá de LRM. Algunos buenos amigos se separaron a finales de año, pero algunos de nosotros tomamos la decisión de permanecer un año más y aprovechar el potencial añadido del programa de BBA.
Al llegar el cuarto año, habíamos creado un grupo multicultural y muy unido en que aprendimos mucho los unos de los otros. Perdonadme por el humor pero algunas de las anécdotas más memorables y divertidas que hemos compartido creo que son:
1. En Rusia, siempre hay una explicación supersticiosa para todo lo que se hace.
2. Los españoles (¡lo siento amigos pero os tenéis que reír de esto!) les resulta difícil pronunciar las palabras inglesas que comienzan en H o S.
3. En Zaragoza los chicos tienen una forma única de bailar (lol).
4. Y, por supuesto, los italianos. ¿Qué puedo decir? Duermen mucho y comen aún más!
5. Luego están los holandeses. En realidad, no saben hablar holandés, pero hablan muy bien el mandarín.
6. No hay que olvidar que en América del Sur las chicas son pequeñitas, pero tienen corazones enormes.
7. En cuanto a mi amigo Charles el inglés – vosotros pensáis que sois los más divertidos y que sabéis todo, aunque hemos aprendido que esto no es siempre el caso.
8. También los estudiantes argelinos. Ellos no hablan mucho, pero cuando lo hacen es digno de escuchar.
9. Si no fuera por los jordanos que siempre están dispuestos a compartir su comida, algunos de nosotros nos habríamos muerto de hambre.
10. Entonces tenemos Canadá. Bueno, básicamente, lo que sucede en Canadá ocurre en todas partes.
11. Y, por último, los portugueses. Ya que soy portuguesa y este es mi artículo, voy a dejarlos fuera. Aunque algunos podrían decir que las chicas de las zonas rurales están siempre en busca de vivir la historia de La Cenicienta y las chicas del norte, bueno, tal vez mejor si lo dejo para otro momento.
De todas formas, con un grupo de amigos tan interesante a mi lado, el cuarto año fue bastante fácil. Habíamos comenzado a tener una sólida comprensión del trabajo implicado en ser profesionales de la industria hotelera. También nuestra experiencia durante las prácticas nos había dado confianza, y ahora sabíamos la dirección que queríamos seguir en nuestras carreras profesionales.
A pesar de que mi desarrollo como profesional en la industria hotelera significa mucho para mí, al final lo más importante fueron los momentos que pasé con mis amigos en Les Roches. Hoy en día les veo como una segunda familia y sin ellos nada de esto habría sido lo mismo – y no tan divertido. Ahora que damos nuestro siguiente paso en esta aventura y comenzamos nuestra vida profesional en la industria, creo que nuestras vidas se cruzaran muchas veces en el futuro.
Desde el fondo de mi corazón, ¡os deseo a todos mucho éxito y espero veros muy pronto!