Pedro Gonzalez Caraballo, Gerente de AECC Málaga (Asociación Española contra el cáncer) agradeció a los alumnos de Les Roches Marbella por so esfuerzo y espiritu voluntariado durante el acto de entrega de diplomas el pasado 12 de mayo.
Es un placer compartir sus palabras a continuación:
“Dormía…, dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir… y el servir era alegría.” Rabindranath Tagore
Las cuatro de la tarde, después de deleitarme con un magnífico surtido de paellas y ensaladas, de haber disfrutado de un sol espléndido en un entorno apacible e inspirador, acompañado de amigos cuya pretensión era facilitar lo difícil. Alguien me indica que comienzan los talleres. Camino por los pasillos hasta el aula que he escogido: “Hacia un voluntariado cinco estrellas”, impartido magistralmente por D. Roberto Rodríguez. La sala ya está llena, me siento en una de las bancas del final. Habiendo llegado hasta aquí ya me siento una persona cinco estrellas, y no porque yo haya hecho algo para merecerlo, sino porque todo el entorno, alumnos y profesores de Les Roches, lo habéis hecho posible. Habéis conseguido dar la vuelta al concepto y conseguir que la valoración que una persona siente de sí misma no dependa de su situación personal, sino del trato que ha recibido por el ambiente que le rodea y, sobre todo, por las personas que le han guiado a través de él.
¡Qué magnífica escuela tenéis! En tan sólo una jornada he aprendido el valor que supone ser alumno de Les Roches. Para nosotros es una inmejorable lección. Como decía el profesor Rodríguez en su taller, la labor del voluntariado está íntimamente ligada a vuestra profesión. En ambos casos el objetivo es hacer que otras personas se sientan mejor consigo mismas.
El pasado miércoles tuve la suerte de escuchar al Barítono Carlos Álvarez en su discurso de investidura como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Málaga. Cuando comenzó su carrera de canto, su objetivo, en absoluto trivial, era ser feliz. Años después se dio cuenta de que había un matiz en dicha meta: lo que le hacía realmente feliz era hacer feliz a los demás. El hecho de que, con su trabajo, lograse arrancar una sonrisa a los demás. Esa es la satisfacción que más beneficios le ha aportado. En vuestro caso, estáis preparándoos con una ventaja sobre nuestro querido Carlos, y es que vuestro objetivo es dirigir empresas cuyo fin primordial es hacer felices a las personas.
El pasado día 12 de mayo nos brindasteis vuestra casa como quien invita a su mejor amigo. Nos abristeis las puertas y vuestro corazón solidario. Pase usted por aquí, los baños están más al fondo, ¡Señora, esa puerta es el de caballeros!, por favor, pueden pasar por la otra mesa, ¿lo quiere descafeinado?, ¿Va a comerse usted esos siete pastelitos?, pruebe nuestro arroz vegetariano, las ensaladas son de lo más creativas, ¿quiere que le sirva un poco más? Y poco a poco alfombrasteis de amabilidad los pasillos de Les Roches, tanto que parecían auténticas pistas de un aeropuerto desde donde despegaron miles de ilusiones que ahora están atendiendo enfermos en los hospitales, haciendo reír a un niño con cáncer, atendiendo a una familia en nuestros pisos residencia o apoyando la labor de nuestras mesas informativas. Toda la fuerza de Les Roches nos acompaña después de haber sido por un día alumnos de esta prestigiosa escuela.
Espero que el futuro os depare muchos éxitos. Bueno… no lo espero, estoy seguro de ello. Lo que sí deseo es que siempre conservéis ese espíritu solidario que demostrasteis con los voluntarios de la Asociación Española contra el Cáncer. Que os acordéis, como dijo Antoine Sant-Exupery, de que el amor es la única riqueza que crece cuando ser reparte, y de que con vuestra acción habéis incrementado el PIB de amor en nuestra Asociación.
Muchas gracias