Cuando tenemos una buena idea empresarial en la que creemos, muchos son los factores que van a influir en las posibilidades de éxito. Uno de los más importantes es al que menos atención se presta, las reglas de juego. Entendidas como tales, debemos tener en cuenta las normas pues disponen cuales van a ser nuestros derechos y también nuestras obligaciones.
Intentando definir y delimitar el concepto de lo que es el “derecho” sin que ello resulte pretencioso ni tampoco aburrido, he encontrado lo siguiente;
“Orden normativo e institucional de la conducta humana en sociedad inspirado en postulados de justicia y con base en las relaciones sociales existentes que determinan su contenido y carácter y que no tienen otra finalidad que ordenar conductas que van dirigidas a la observancia de normas que regulan la convivencia social y permiten resolver los conflictos que surjan”.Con tan profunda disquisición, es comprensible reclamar la importancia que tiene la educación y enseñanza de los valores y entresijos legales en el negocio de hospitality, pues cuando hablamos del derecho, hablamos de normas, de las reglas de juego, de qué cosas podemos hacer y de cómo podemos llevarlas a cabo. Conocer la reglas de juego nos evitará caer en el error en la estrategia, la pérdida de recursos materiales y la falta de compromiso de las personas involucradas en el proyecto empresarial. Por el contrario, no conocer las reglas de juego es jugar en clara desventaja con relación a nuestros competidores.
Poner en marcha una idea de empresa exige dedicación y compromiso, pero también ser conocedor del entorno legal que nos rodea y, además, hacerlo anticipadamente para estar preparado cuando llegan los problemas, pues llegarán. No se trata tanto de conocer la letra pequeña de la norma, sino conocer sus pilares más elementales con el fin de poder encarar incidencias y resolverlas de la manera más rápida y económica posible.
Ahí van algunos ejemplos;
• Por un lado, una de las primeras cuestiones legales que nos planteamos cuando decidimos iniciar nuestro negocio y abrir al público un establecimiento es si lo hacemos comprando el local, esto es, convirtiéndonos en propietarios o, por el contrario, alquilándolo por un plazo de tiempo. La diferencia entre una y otra opción debe marcar diferentes estrategias.
• En segundo lugar, para el supuesto de que decidamos alquilar, que es lo más probable, es vital conocer los elementos básicos del contrato de arrendamiento a firmar con el propietario, su duración, como prorrogarlo, como rescindirlo anticipadamente, la renta que debe abonarse cada mes, la fianza a depositar en garantía de cumplimiento de nuestras obligaciones, las indemnizaciones pactadas, etc. Son todas cuestiones a tener en cuenta antes de la firma, pues después va a ser francamente difícil modificarlo salvo que ambas partes así lo decidan y, por tanto, habrá que respetar sus términos y condiciones hasta el final, nos gusten o no.
• Por otro lado, desconocer la normativa laboral que rige las relaciones de mi negocio con los empleados que presten servicios es un riesgo de alto voltaje a tener presente en todo momento pues afecta no sólo a su rentabilidad, sino al compromiso de los empleados en el desarrollo de nuestra meta empresarial. El salario a pagar, los complementos añadidos, la forma, motivos y posibilidades para contratar, prorrogar, suspender o extinguir la relación contractual son algunos de los elementos que más pueden preocupar al empresario, pero también al propio trabajador. Las condiciones y estrategias de nuestra actividad pasan sin duda por tener muy presente la normativa laboral.
• Otra de las cuestiones de especial interés es cómo llevar a cabo la explotación el negocio, es decir, si lo hacemos como persona física o bien por medio de uno de los múltiples tipos de sociedades que existen. La posibilidad de contar con inversores, los tipos impositivos y la limitación de nuestra responsabilidad a lo invertido en la sociedad son cuestiones clave para decantarnos por una u otra fórmula. La especial complejidad de este entorno precisa de una estrategia que se adecue a nuestro objetivo desde el inicio.
• El pago de impuestos que nos exige tanto la administración local, como autonómica o estatal debe apoyarse, igualmente, en el consejo de expertos profesionales que sepan ajustar el pago a lo que realmente exija la ley, ni más ni menos.
• Por último, no podemos olvidar que con el cliente nos une un contrato de prestación de servicios del que se derivan numerosas obligaciones a las que hay que dar debido y adecuado cumplimiento so pena de incurrir en algún tipo de responsabilidad, casi siempre económica, que restrinja nuestras posibilidades de éxito. Todo ello sin perjuicio de la negativa imagen que sobre el producto que ofertamos pueda tener una mala gestión de la incidencia. De igual modo, debemos tener presente a nuestros proveedores.
Estas son algunas de las cuestiones que pueden marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de nuestro sueño empresarial. Hacer rentable nuestro negocio es clave y no puede depender de otros motivos ajenos que no se fundamenten en otra cosa que no sea la calidad del servicio o del producto que vendemos. Si el negocio, una vez en marcha, falla por cuestiones de índole legal mal vamos.
Desde hace años Les Roches Marbella ha sido consciente de la necesidad en enseñar a sus alumnos las herramientas legales que regulan el negocio de “hospitality” y que nos van a permitir defendernos en el sector y equilibrar así las posibilidades de competir en el mercado. Las buenas ideas empresariales son esenciales en el mundo de la hostelería y de la misma forma se hace necesario saber protegerlas jurídicamente con el objetivo de actuar en el mercado en igualdad de condiciones con nuestros competidores.
Alguien decía hace mucho tiempo que “Las oportunidades pequeñas, son el principio de las grandes empresas”, aplícate el cuento y conoce el entorno en el que vas a gestionar tu negocio como la palma de tu mano o, de lo contrario, mejor dedícate a otra cosa.