Durante la semana de descanso que tenemos cada semestre académico en Les Roches Marbella, muchos compañeros deciden relajarse y regresar a casa para pasar unos días con la familia y amigos. Otros deciden utilizar su tiempo libre para avanzar en sus deberes y proyectos que tenemos de diversas materias. Pero algunos, como yo, decidimos salir de aventura y conocer nuevos lugares que no habíamos visitado antes, o que simplemente nos encantan y decidimos volver a visitar.
Durante esa semana de vacaciones a mitad de semestre, tuve la curiosidad de ir a conocer una de las ciudades más bellas del mundo, una de las capitales europeas más visitadas y por consiguiente más turísticas, emocionantes y dinámicas: Paris.
El lunes por la mañana cogí el primer vuelo de Málaga a Paris para poder llegar lo más temprano posible y aprovechar el día al máximo. Al ser la primera vez que visitaba Paris, todo era completamente nuevo, así que en el aeropuerto era necesario saber cómo llegar hasta el centro de la ciudad. La hospitalidad francesa de la señorita en el centro de información fue de gran ayuda para saber cómo moverme por ésa gran ciudad.
Grande fue mi sorpresa cuando lo primero que vi al bajar del autobús fue el magnífico Arc de Triunf, un monumento grandioso que le da gran vida a la avenida más bella de Paris: Les Champs Elyseé. Así que lo primero que hice fue caminar por esta avenida y visitar todas las tiendas que hay de esquina a esquina, todas llenas de clientes contentos, turistas emocionados y locales llenos de energía y sonrisas que te invitan a quedarte tanto como puedas.
Al día siguiente pude por fin ir a unos de los lugares que no puedo dejar de visitar antes de morir: La Torre Eiffel. Esa sensación que uno siente al ver por primera vez ese monumento que toda su vida desde pequeño ha soñado en visitar en persona es inexplicable. Así que ahí estaba yo, subiendo lo equivalente a más de 40 pisos de altura, con una emoción tan grande que el tiempo pasó tan rápido que ni lo noté.
Durante los siguientes días, lo mejor para conocer la ciudad era coger cualquiera de los “Open Tours” que circulan por toda la ciudad, especialmente aquellos que contaban con diferentes rutas, ya que podía abarcar más áreas de la ciudad, y en cualquier lugar que deseara me podía bajar del autobús y conocer el área de más interés, para después regresar y coger otro autobús que te continuara el tour. De ésta manera pude visitar distintos lugares y monumentos de la ciudad entre ellos incluidos Sacré-Coeur, le Musée du Louvre, Notre Dame, y muchos más.
Como era necesario, también me dediqué a recorrer las calles fascinantes de la ciudad, en las que siempre encontrarás personas amables, restaurantes y pequeños cafés en los cuales sentarte y admirar la arquitectura francesa que caracteriza a Paris.
Otro de los lugares turísticos de París es Disneyland París, que por supuesto tampoco podía perder la oportunidad de visitar, así que un día entero fue dedicado a conocer el primer parque de diversiones Disney establecido fuera de los Estados Unidos.
Todo el parque estaba decorado con motivos festivos, por lo que el parque lucía fenomenal, y como siempre, el impecable servicio Disney por todos lados.
Al final de la semana, era momento de regresar a clases y continuar con los estudios, por lo que las vacaciones llegaron a su fin, no sin antes pasar la última noche en el centro de París y recorrer una vez más les Champs Elyseé. Unas vacaciones magníficas que definitivamente se tiene que repetir. (foleyengines.com)